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Andrés Trapiello lleva 'Don Quijote' al castellano actual

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Andres Trapiello¿Quién ha leído la obra magna de la lengua castellana 'Don Quijote de la Mancha' sin notas a pie de página? Nadie, porque "sin ellas no se entiende", asegura Andrés Trapiello, autor de la primera adaptación al castellano actual del libro de Cervantes, que se publicaba esta semana en España. "La dificultad que tiene El Quijote es que parece que lo entendemos todo, pero nadie entiende nada", ha asegurado el escritor durante su presentación.

A pesar de ser la obra más representativa de la literatura castellana, se hace complicado encontrar a alguien que de verdad lo haya leído entero. Las razones son muchas: su extensión, su fama de clásico (que a veces se confunde con "aburrido")... y su lenguaje del Siglo de Oro español.

Es más, no es sólo que el lenguaje sea el de la España de 1600, sino que también hay que tener en cuenta que Cervantes usa un lenguaje, ya anticuado para su propia época, para definir el habla del hidalgo y caracterizar así su querencia por las novelas de caballería medievales y renacentistas. Algo que los lectores de la época podían captar, pero que a duras penas pueden hacer los actuales (sin una formación adecuada).

La nueva edición trata de acercar el lenguaje utilizado hace 410 años por Miguel de Cervantes al castellano actual, partiendo de la que considera la mejor de las ediciones de El Quijote, la de Francisco Rico (2006). Así, se prescinde de las notas a pie de página y se hace una lectura más fluida con un lenguaje más cercano al lector.

"A veces me he visto obligado a poner algo que no estaba en el original, porque, si no, no se entendía", ha reconocido Trapiello, que explica cómo en un caso Cervantes dice que don Quijote tiene tanto hambre que se comería "dos cabezas de sardinas", aunque "en realidad" quería decir "dos docenas de sardinas".

Evidentemente, la frase inicial con la que se abre el libro ("En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...") no se ha tocado. "Es como el Partenón, es intocable", confiesa Trapiello con evidente sentido común.

Y como este ejemplo, infinidad de ellos, ha contado el autor, que ha tardado catorce años en "traducir" un referente de la "literatura", pero también fundamental en la "instrucción pública". Y este era el objetivo fundamental, que la novela más importante de la literatura española dejase de ser una de las menos leídas por los lectores hispanohablantes y el libro que "todo el mundo conoce y nadie lee".

Nadie mejor que el autor leonés para esta titánica tarea, casi utópica como la mirada de Alonso Quijoano sobre los molinos de viento. Trapiello es un experto cervantista, y autor del ensayo 'Las vidas de Miguel de Cervantes' (1993) y las novelas 'Al morir don Quijote' (2004) y 'El final de Sancho Panza y otras suertes' (2014). "Es un libro de paso hacia el otro, hacia el importante", ha defendido Trapiello, para quien lo importante es la historia y los personajes que dibujó Cervantes, más allá de una u otra versión, de uno u otro lenguaje.

Para que podáis ver qué diferencias hay entre el texto original y la versión de Trapiello, aquí tenéis un ejemplo. Podéis leer más en este artículo de Babelia:

Versión original

–En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.

Versión moderna

–En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor. Consumían tres partes de su hacienda una olla con algo más de vaca que carnero, ropa vieja casi todas las noches, huevos con torreznos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos. El resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, y se honraba entre semana con un traje pardo de lo más fino.

Sin duda, una adaptación (o más bien traducción) como esta puede resultar polémica para los puristas, que puede que vean traicionado el espíritu original de la obra, pero quizá pueda ayudar a acercar un libro tan interesante, divertido y fundamental como es el Quijote a nuevas generaciones de lectores. Soledad Puértolas, que hace unos años realizó un trabajo parecido con 'La celestina', comentaba que su objetivo era "hacer comprensible para el lector de hoy una obra que había quedado en manos de los expertos porque los demás la entienden poco o porque se desaniman ante el esfuerzo que requiere su lectura”, que es lo que pretende esta edición.

¿Qué pensáis? ¿Traición al texto original, ayuda para lectores de un nuevo siglo? Estamos abiertos al debate en Papel en Blanco.

'Don Quijote de La Mancha'
Miguel de Cervantes
PLaneta, 2015.

Vía | EFE
Imagen | Fundeu
En Papel en Blanco | Cátedra publica una nueva edición conmemorativa de 'Don Quijote'


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