La música siempre amansa a las fieras o por lo menos eso dice la vieja sentencia. Pero ¿qué escuchan los escritores y los lectores? Que la relación entre música y literatura es innegable lo demuestra a diario el paisaje de lectores que vemos en el metro o en el parque: leemos con los cascos puestos.
Me han regalado un cedé que se llama Jazz para lectores y estoy encantado con él. Me lo regaló una amiga japonesa que es una lectora empedernida y un espíritu libre como pocos. Un compendio de buen jazz para amenizar el silencio necesario para sumergirnos en la lectura voraz de novelas, cuentos o poesía.
Otro amigo me recomendó un disco que los que vienen a mi casa siempre quieren robarme: Grandes adagios en clave de jazz, la mejor música clásica interpretada en tiempo de jazz, una experiencia distinta para los amantes de lo clásico y que, para los lectores, crea la atmósfera precisa para quedarnos a solas con nuestros libros.
Ya metidos en faena hay un interesante libro que se titula “Poetas y novelistas ante la música”, de Federico Sopeña, que les recomiendo que busquen por librerías de viejo. Ignoro si hay una edición nueva (la que tengo es de la editorial Espasa Calpe) pero seguro que les hará ilusión encontrarlo. En él, entre otros capítulos sobre Galdós o Juan Ramón o una brillante respuesta a Juan Benet, hay un capítulo que habla de Gustave Flaubert y la ausencia de música en su vida y obra; una disertación sabrosa que les va a gustar mucho.
Como este sitio literario es interactivo, dejadme saber vuestros gustos musicales a la hora de leer. O de escribir, intercambiemos discos o libros sobre música y literatura.
Cuando leo dejo de fondo un poco de jazz, no vocal, para hacerme algo de compañía. Al escribir, dependiendo de lo que escriba, me voy poniendo distinta música para ambientar. Otras veces el ensordecedor silencio es la mejor compañía. Esperamos vuestras sugerencias y comentarios.